Papá, ¿por qué somos del Atleti?

Responder a esta pregunta es un sacrilegio similar a intentar dar respuesta al misterio de la Santísima Trinidad, pero algo tendré que decir ya que me he metido en este berenjenal.

Primero lustrémonos con el documento gráfico que más se ha acercado a resolver este enigma.

 

 

Razonemos pues siguiendo el método deductivo para ver si conseguimos llegar a alguna conclusión a través de mi experiencia vital:

– En primer lugar nací en Madrid, digo yo que eso da un mayor índice de posibilidades que nacer en Nairobi.

– Crecí en lo que en tiempos se llamaba un “barrio obrero”, hoy en día esa calificación desafortunadamente es todo un eufemismo, donde aprendí a valorar lo que cuestan las cosas y a usar la imaginación para salir adelante.

– Mi padre y mis hermanos mayores eran del Atleti.

– Nunca era capaz de conseguir ir de blanco impoluto porque a los diez minutos de ponerme la ropa ya tenía manchas de grasa o cualquier otra sustancia de rebozarme por el suelo.

Podría seguir introduciendo premisas pero creo que esas cuatro razones fueron suficientes para que un tío analítico como yo decidiera que sería del Atleti para toda la vida, nunca hubiera podido identificarme con clubes que sólo funcionan a base de talonario, incluida su cantera, donde el “merchandising” es más importante que el sentimiento.

Tengo la sensación además que ser del Atleti es una escuela de la vida que te prepara para vivir el momento, sobreponerse a los reveses y saborear los logros poniendo siempre en la justa medida los contextos.

Ya con tres añitos supe lo que era pasar de la gloria a la frustración con aquel gol de Schwarzenbeck desde su casa y como se podía ser campeón Intercontinental sin ser campeón de tu continente, con seis vi ganar una liga con los goles de Rubén Cano y después muchos años de sufrimiento con Ligas perdidas pese a llevar gran ventaja, con una final de Recopa en la que nos pasó por encima la Unión Soviética que se hacía llamar Dinamo de Kiev.

En el 92, año olímpico por excelencia, disfrute con la victoria en Copa ante el Madrid en el Bernabéu y en el 96 conocí lo que sienten los ricos con un doblete épico ganando la Liga 19 años después, vete tú a saber lo que queda para que pueda ver ganar otra (si es que la llego a ver).

En el apocalíptico año 2000 asistí atónito al descenso a los infiernos y luego a un lento resurgir hasta la plaga de títulos de los últimos años en los que la fe se sobrepuso a la lógica del talonario.

Así que al final vuelvo al video y está claro que no es fácil de explicar, pero es algo muy, muy grande.

¡Aúpa Atleti!

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2 comentarios

  1. pues has dado razones de peso,me partí de risa con las grasas y la camiseta blanca

  2. pues imagínate a mi madre la gracia que le hacia, se me puso un culito interesante de tanto cachetón 😎

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