Hoy se cumple un año desde el nacimiento de mi web y pese a que por circunstancias de la vida la he tenido que dejar de lado en los últimos meses, es buen momento para reflexionar sobre la experiencia.
Inicie la web como una forma de tener una plataforma para que mis potenciales clientes pudieran tener más fácil contactar conmigo, con el tiempo el mundo web te va atrapando y se entra en un apasionante espiral donde cada día descubres algo nuevo, ves como algo que desconocías por completo cobra sentido y al poco tiempo casi olvidas que eso en lo que te desenvuelves ahora igual que tu no lo conocías es desconocido para la mayoría de tus allegados.
Este año ha servido para darme cuenta de lo fácil que es adaptarse a los cambios en la vida sin dejar en el olvido el pasado, el error es buscar cambiar de golpe, los cambios deben seguir su transición natural y casi sin darte cuenta la adaptabilidad al medio hace el trabajo por ti, las prisas siempre son malas consejeras y pese a que la vida es corta, siempre es mejor estar tumbado en una hamaca que precipitarte por un puente.
Al poco tiempo de empezar a escribir descubres que los temas base que querías tratar realmente no tiene el suficiente aliciente que necesitas y como el que prueba un nuevo cóctel te adentras en la escritura de contenidos más generales que el fin originalmente perseguido, cuando vas viendo que la gente agradece tus artículos, que recibes más visitas cada día, que Google se hace tu amigo y posiciona tus escritos como si tus contenidos realmente tuvieran algún interés descubres que el mundo de las webs es tu paraíso terrenal y te lanzas a la aventura de hacer más páginas, no sólo por la necesidad de escribir sino porque es una manera de lograr un modo sostenible de vida… y uno termina olvidando sin querer a su primogénito.
Pasan los días y te repites: hoy debería escribir algo en mi página, bueno hoy no va a ser pero la semana que viene lo hago, meses después cada vez es más difícil retomar la web a la que tienes mas cariño hasta que llega un día en el que la página cumple un año y decides escribir este articulo, no solo para recordarte a ti mismo el hecho sino como acicate para volver a prestar atención a esta princesa destronada.
Hace meses que no se ha molestado uno en ver las visitas en el Analytics, en comprobar como van las herramientas de Webmaster, y al chequearlo descubres con asombro que tu nivel de visitas es similar e incluso superior al que tenias, que Google no sólo no se ha olvidado de ti sino que incluso te tiene más cariño, y eso que siempre habías creído que para que Google te mantenga en buenas posiciones tu pagina debe tener cierta actividad y te das cuenta que esa página no merece el trato que la estas dando y decides que es momento de ser un buen padre y volver a darla de comer contenidos y aunque sea en menos cantidad que en sus meses iniciales que sea lo suficiente para que tu querido vástago se de cuenta de que siempre estará contigo.
Escribiendo por no aburrirme
2 comentarios
Enternecedoras palabras Jesús! Ciertamente un blog/web es como un hijo. Pones empeño en crearlo, en sacarlo adelante y, si te sirve de consuelo, no eres el único que lo abandonas por un tiempo… pero sale a flote!
Estoy seguro de que muchas personas te entendemos bien Jesús! Espero que no abandones a las personas que, aunque en silencio normalmente, siguen tus escritos y reflexiones. Incluso los de mi amado Ajedrez ;-D