En el mundo que nos está tocando vivir, la paciencia es una actitud absolutamente imprescindible.
Me diréis que siempre ha sido necesaria y tenéis razón pero antes todo era más lento, las noticias llegaban por mensajeros varios días después de producirse, y fueron llegando cada vez más rápido, vía carta, telegrama, radio, televisión, e-mail, internet, etc.
Pero en el punto actual cualquier cosa que pasa aunque no sea trascendente llega a oídos de otros casi en el acto por la aparición de Twitter, Facebook y demás redes sociales. Es un mundo tan cambiante que adaptarse a él no es fácil si quieres seguir su rumbo con un mínimo de coherencia y disfrute. Hoy pararse uno minutos para mirar las estrellas o unos niños jugando en un parque es tan extraño como ver burros volando.
En un mundo que se mueve tan rápido es un reto difícil de abordar ser capaz de mantener un mínimo de paciencia, pero como se define la paciencia:
La paciencia es la actitud que lleva al ser humano a poder soportar contratiempos y dificultades para conseguir algún bien
Con el tiempo se le fueron añadiendo otras acepciones: tranquilidad para esperar o calma para realizar trabajos minuciosos.
Y estaréis conmigo que en los días que corren ser paciente es toda una odisea, si te paras a pensar en una respuesta el tema ha perdido actualidad y más que paciente pareces lento, pero si aceleras no solo pareces impaciente, en general terminas pareciendo tonto porque no has procesado correctamente la información.
Pese a ello, sin ninguna duda es mejor ser paciente que cagarla continuamente y hacer las cosas con un mínimo de sensatez y proceso.
Pero más importante que todo eso es que la falta de paciencia no nos permite disfrutar el presente, si estamos todo el rato a la que salta nunca disfrutaremos las cosas que vivimos, ni seremos capaces de ver con claridad el origen de los problemas que nos azotan o la mejor solución a los mismos, iremos como títeres sin cabeza hasta que las cosas se nos vayan de las manos.
No se trata de no responder o no reaccionar ante las adversidades, eso es realmente pasividad, se trata de aguantar el tiempo necesario para poder dar una buena respuesta, las impertinencias hay que evitarlas y sin paciencia las mismas se multiplican de manera exponencial agravando problemas que realmente eran nimios.
Siempre recuerdo cuando de pequeño iba a pescar con mi padre, y después de horas sin ninguna picada le decía:
Papa, ¡que aburrimiento!, no pican hoy
Y él me contestaba:
Paciencia, y no mires para atrás que cuando piquen no te vas a enterar.
Ciertamente esta anécdota lo resume todo, por eso tal vez se dice aquello de la paciencia es la madre de la ciencia o quizás no.
Escribiendo por no aburrirme
2 comentarios
He de reconocer que no es una de mis virtudes. He de practicar…
Saludos,
Autor
Bueno, siempre hay tiempo…