Siempre me ha resultado difícil clasificarme debajo de un cargo o título pero si hay alguno que se aproxime es el de solucionador.
Es complicado saber porque con el paso de los años agudice el ingenio para encontrar soluciones a problemas enquistados aunque fuera en asuntos que desconocía por completo, pero recuerdo bastantes casos que me dejaron perplejo por lo inverosímil de la solución encontrada, realmente el momento en el que das solución a una situación produce una enorme e indescriptible satisfación equiparable a cualquier otro de los grandes placeres de la vida.
Pero que razones puede haber para que me considere un solucionador y que puedan servir a los demás a enfrentar un problema.
En primer lugar, destacaría el ajedrez, el hecho de aprender a jugar desde pequeño y los muchos años de práctica potenciaron enormemente mi espíritu analítico y de elaboración de planes, supongo que hay otros caminos para aprender a pensar estructuradamente pero estoy convencido de que no serán tan divertidos y gratificantes como el ajedrez, el hecho de enfrentarse a posiciones y buscar planes y jugadas en un tiempo finito no cabe duda que ayuda a encontrar soluciones fuera del tablero.
Un segundo punto básico es afrontar la situación con tranquilidad y positividad, si algo no está funcionando o no damos con la solución, está claro que por mucho que te quejes no va a llegar la solución por arte de magia.
Analiza el problema de modo distante, aunque sea un problema que has generado tu o te afecta a ti, hay que abstraerse y acometerlo como si fuera la primera vez que se te presenta, la mayoría de los problemas se deben a errores básicos de temas tan simples que nuestro orgullo nos impide comprobar pues damos por hecho que no podemos cometerlos.
Es fundamental entender y determinar cuál es el problema, cuantas veces alguien pide nuestra ayuda y no podemos ayudarle porque realmente no se sabe cuál es el problema, a veces el problema ni existe o no tiene nada que ver con lo que nos dicen.
Aprovéchate de tus vivencias pasadas, los errores se repiten una y otra vez y cuantos más acumules en tu memoria o en un medio informático fácilmente accesible más posibilidades tienes de resolver futuros problemas, ya sea por repetición o por similitud.
Aleja de ti al cansino que te llena la oreja con negatividad o edúcale mostrándole absoluta tranquilidad y control de la situación, resolver un problema con una mosca cojonera en la oreja es tarea ardua pero el negativo también repele la positividad y se aleja o incluso se calla.
Si tienes apremio de tiempo no intentes buscar la mejor solución, eso sí acuérdate cuando dispongas de tiempo de que había soluciones mejores, siempre hay una segunda oportunidad.
No tengas miedo a equivocarte cuando intentas encontrar la solución, es muy difícil dar con ella a la primera pero es muy probable que mientras intentas aplicar tu idea al ver el efecto encuentres otra que si sirve.
Y para terminar, el mejor de lo consejos, sigue un plan de acción en todo lo que hagas, no vayas a ciegas o a tontas y a locas, como diría el gran José Mota: “si hay que ir se va, pero ir para ná”.
Ahora ya estas preparado para ser un solucionador.

Escribiendo por no aburrirme