Ventajas y desventajas de llamarse como un famoso

Llamándome Jesús Vázquez me considero un experto en esta materia y por tanto habilitado para disertar sobre este interesante tema.

Toda mi infancia la pase feliz y sin saber que había un gallego con mi mismo nombre que se haría archifamoso en España años después, sabía que mi nombre no era único y conocía a algunos Jesús Vázquez pero ninguno era especialmente conocido.

Pero a principios de la década de los 90 emerge la conocida figura mediática con programas míticos como “La quinta marcha”, “Hablando se entiende la basca”, “La ruleta de la fortuna”, etc. Con el paso de los años su fama ha sido tal que raro es el español que no le conoce.

El efecto en mi vida fue importante pues aunque parezca una tontería cuando te presentas a alguien es inevitable que tu interlocutor, piense e incluso comente algo al respecto. Siempre recordare aquel “sketch” del programa de humor “Ni en vivo ni en directo” que comenzaba con la frase del presentador. “Buenas noches. Soy Emilio Aragón y usted no lo es”, menos mal que a Jesús Vázquez nunca le dio por imitarle.

En cualquier caso, lo mío fueron hechos sobrevenidos, yo me llamaba Jesús Vázquez y no iba a cambiármelo por ello, pero siempre pensé en esa gente a los que sus padres les ponen nombres de famosos sin tener en cuenta que es algo con lo que van a convivir sus hijos toda la vida, el señor Colón que decide llamar a su hijo Cristóbal, el señor Iglesias que está convencido que su hijo debe llamarse Julio, el señor Cela que llama a su hijo Camilo José con un gran alarde de imaginación, no me extenderé más, pero, ¿son conscientes esos padres de lo que eso va significar para sus hijos cuando ellos se llaman Manolo?

En el otro lado esa gente como es mi caso que nació con un nombre propio y años después se encuentra con que se llama Rafael Nadal, Fernando Alonso, Andrés Iniesta, Felipe González o Penélope Cruz.

Pero, ¿cómo afecta en tu vida llamarse así?, ¿qué ventajas e inconvenientes tiene?, en el lado de las cosas negativas:

– Tienes muchas menos posibilidades de que tu marca personal triunfe si decides dedicarte a alguna profesión que lo requiera, por ejemplo, yo ahora estoy iniciando está página profesional y ya sé que será imposible llegar a la cúspide de google. Y si me hubiera dedicado al cante jondo seguro que lo hubiera tenido que hacer con seudónimo.

– Las comparaciones son odiosas y tengo que reconocer que en la primera impresión no hay color, aunque luego cuando se me conoce…

Pero hay cosas muy positivas:

– Cuando te presentan a alguien casi nadie olvida cómo te llamas. Recuerdo una vez en la que al ir a validarme en una recepción, la recepcionista sin levantar la cabeza me digo rutinariamente :

– ¿Cómo se llama usted?

– Jesús Vázquez.

Saltó como un resorte y al mirarme no puede evitar, muy pantojil, decir

-“Si, pero no soy ese”.

– Te permite abrir conversación si no sabes que decir, en ocasiones serás tú y en otras al que recién te acabas de presentar, esto aplica en cualquier tipo de presentación, haya música alta o no la haya.

– Cuando reservas mesa en un restaurante a nombre de Jesús Vázquez rara es la vez que te quedas sin mesa y está no es de las mejores del local, os puedo asegurar que esto es completamente verídico por absurdo que parezca.

Jesús Vázquez

Escribiendo por no aburrirme